(Bogotá,
Colombia, 1958)
Por Walter Salcedo
Doris Salcedo
es una artista colombiana, nacida en la ciudad de Bogotá en 1958.
De formación
académica, estudió Bellas Artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá
entre 1978 y 1983. En 1984 viaja a Nueva York a realizar un posgrado en Bellas
Artes, donde conoce la obra de Joseph Beuys. Regresa a Colombia en 1987 para posteriormente
ser directora de la Escuela de Artes Plásticas del Instituto de Bellas Artes de
Cali.
Desde que
comenzó a producir su obra, sus proyectos giran en torno a intervenciones que
tienen como objetivo directo la reflexión acerca de la violenta situación
social vivida en Colombia, por el extenso y dilatado conflicto desatado por la
guerrilla. La obra de Salcedo es un continuo llamado a la conciencia sobre la
devastadora consecuencia de este combate interno en el campo social y político.
Para sus
proyectos, Salcedo viaja a las zonas de conflicto y toma contacto directo con
las víctimas. Dialoga con los familiares de los asesinados, de los
damnificados, y reconstruye historias
personales que luego intenta trasladar a sus obras; según ella: el artista no es una persona creativa, sino
alguien que conecta pensamientos, historias y materiales. (Martínez Celis,
2016)
Su estudio es
un gran espacio, está ubicado en uno de los principales barrios de la ciudad de
Bogotá. Allí cuenta con un gran grupo de colaboradores entre los que se pueden
encontrar técnicos, artesanos, carpinteros, herreros, etc. Para ella es muy
importante el trabajo en equipo y por lo tanto, la transmisión de saberes;
actitud que heredó de su gran maestra Beatriz Gonzáles, quién le enseño a “transmitir”
para guiar el talento y orientar el conocimiento.
Las producciones
de Doris Salcedo tienen en su manufactura un gran rigor técnico y una obsesiva preocupación
por el detalle. Considera que este cuidado y esta rigurosidad hacen a su vez a
un rigor estético que sirve para poder trabajar de forma eficaz y directa con la
memoria y el sufrimiento de las víctimas de la injustica causada por la guerra
interna en Colombia, y también con el abatimiento de los más humildes y
desprotegidos ante la difícil situación social de dicho país.
La fragilidad de la vida debe quedar
reflejada con una obra técnicamente perfecta (Martínez Celis, 2016), señala Salcedo, cuyo trabajo nos invita
a pensar a cerca de la fragilidad de la vida del ser humano y el hecho de que
somos “finitos” y vulnerables.
Esta
vulnerabilidad es figurada en la composición y realización de sus instalaciones,
sobre todo a partir de los materiales que utiliza, muchos de los cuales son
restos procedentes directamente de víctimas reales. Por lo general estas obras
son de carácter efímero, constituyéndose en un llamado que evoca a la
construcción de América, continente que se
edificó en base a ruinas y no en arcos de triunfo. (Martínez Celis, 2016)
En una de sus
primeras obras, Salcedo utilizó muebles, a los que privó de su carácter
familiar, de su relación con el uso del ser humano, de su historia, para
colocarlos en una situación de “malestar” y “horror”. De la misma forma operó
en otra de sus instalaciones, que tuvo gran repercusión internacional: Atrabiliarios, de 1992, expuesta en la
galería White Cube de Londres, cuyo propietario es Jay Jopling. En esta galería
hizo picar en las paredes una veintena de nichos en los que colocó zapatos. Estos
nichos estaban a su vez cubiertos por una fina película semitransparente y opaca
constituida por piel de vejiga de vaca, cocida a la pared con puntos de sutura hechos
de forma quirúrgica con hilo negro.
Para comprender
los procedimientos proyectuales y conceptuales de Doris Salcedo al momento de
pensar una obra, es posible visualizar los recursos y operatorias que usó en
esta producción. Trabajó durante al menos tres años dialogando y tomando notas
de sus entrevistas con familiares de desaparecidos, secuestrados y asesinados
por los distintos bandos del conflicto armado en Colombia. Observó el vacío que
dejaban los objetos pertenecientes a las víctimas en sus familiares, y llegó a entender
la relación que se entablaba entre estos objetos y esos vínculos parentales,
visualizando su carga simbólica. Llegó a considerar que la transcendencia de
estos objetos se cristalizaba en la presencia del recuerdo constante y en la
esperanza de que alguna vez estos vuelvan a sus dueños.
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Sillas vacías del Palacio de Justicia, 2002 Intervención en el Palacio de Justicia de Bogotá |
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Atrabiliarios, 1992-1997 Instalación: madera, vejiga de vaca, zapatos y hilo quirúrgico- medidas variables |
Durante ese
tiempo y con la colaboración de sus entrevistados, Salcedo fue reuniendo
zapatos de las víctimas que le entregaban sus familiares, zapatos usados por
ellos alguna vez. De este modo fue que surgió Atrabiliarios, una pieza que podemos leer a la luz de uno de los
dichos de la artista: Colombia es el país
de la muerte no enterrada, de la tumba no marcada (Valcárcel, 2015). Los zapatos son presentados al
espectador en una suerte de “sepultura”, a modo de un relicario del cual nos
separa la fina y semitransparente membrana de vejiga de vaca cocida a la pared.
En el momento en que el espectador da a la
obra un momento de contemplación silenciosa, en ese momento, solamente en ese
momento, ocurre la relación afectiva... El arte tiene un poder enorme: el poder
de devolver al dominio de la vida, al dominio de la humanidad, la vida que ha
sido profanada, explicaba la artista en la Universidad de Harvard. (Valcárcel,
2015)
Las obras de
Salcedo han sido expuestas en los museos más importantes del mundo como el MoMA
de Nueva York, el Art Institute de Chicago, la Tate Modern de Londres, el Museo
Nacional y Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el Centrè Pompidou de París, y
en bienales y grandes exposiciones como la XXIV Bienal de Sao Paulo, la edición
11 de documenta de Kassel y la VIII Bienal Internacional de Estambul, entre otras.
En la Tate
Modern fue donde llevó adelante una de sus obras más famosas y emblemáticas,
que tuvo repercusión masiva: Shibboleth,
de 2007-2008. Esta intervención es quizás la obra más universal y demoledora de
Salcedo.
El proyecto formó
parte de un ciclo organizado por la Tate Modern, a través de una propuesta
institucional en la que artistas como Louis Bourgeois, Anish Kapoor y Olafur
Eliasson, además de Doris Salcedo, fueron comisionados para intervenir uno de
los espacios de la Tate: el Turbine Hall. Shibboleth
resultó ser una obra de escala monumental, que atravesaba de punta a punta
el suelo de dicho espacio.
Había una pequeña grieta en el suelo de la
Tate, Doris la notó en la primera visita y decidió convertirla en el origen de
esa pieza. Cada centímetro fue dibujado a mano por Doris. Investigamos las
grietas. Examinamos cómo es el borde, el interior de grietas sobre la tierra,
sobre cemento, sobre edificios. Parecíamos un grupo de locos en la calle
observando fijamente las grietas del suelo o de las paredes. El siguiente paso
fue intentar descubrir cómo hacer una grieta prefabricada, y luego exportarla a
Londres. Se nos ocurrió hacer una estructura de metal, tal y como se hace una
losa de cemento pero con la forma de una roca. Moldeamos el acero siguiendo
exactamente la forma de la piedra, luego vertíamos el cemento. El resultado
final —explica
un colaborador de Salcedo–, fue el
molde, con la malla de acero incrustada y con su gemelo opuesto. Construimos
320 metros de cemento, porque debíamos hacer ambas caras de la grieta. Todo
salió casi como planeábamos, pero la imagen, el resultado, es algo que no se
puede imaginar hasta que uno lo ve. (Valcárcel, 2015)
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Shibboleth, 2007-2008 Intervención en la Tate Modern, Londres |
Yo vengo de Colombia —señala–, un país en el que sólo hay ruinas. Eso nos
dejaron las guerras, el imperialismo y el colonialismo. Eso marca mi
perspectiva. Soy una artista del tercer mundo. Desde esa perspectiva, desde la
perspectiva de la víctima, desde la perspectiva de los pueblos derrotados, es
desde donde miro al mundo. Por eso mi obra no representa algo. Es simplemente
una insinuación de algo. Es intentar traer a nuestra presencia algo que ya no
está aquí. En ese sentido es sutil. (Valcárcel, 2015)
Shibbolet es una palabra
hebrea que significa "espiga". Es la protagonista de la historia del
Libro de los Jueces, de la Biblia. En el capítulo 12 se narra la guerra de dos
tribus hebreas que termina en el genocidio de 42.000 miembros de la tribu de
Efraim, que cruzaban el río Jordán en busca de su salvación hasta llegar a la
región de Glaad. Los efraimitas eran identificados por sus enemigos porque no
sabían pronunciar el sonido "sh" y en lugar de decir “shibbolet”
pronunciaban “sibbolet”. Así, la palabra se convirtió en la metáfora de las
exclusiones que produce el uso de una lengua por parte de un grupo y, también,
de la segregación y las fronteras.
Cuando fui a ver el espacio antes de pensar
en la pieza, lo que me llamó la atención fue la actitud de la gente que
caminaba en ese espacio. Todos miraban para arriba y sentían que era un espacio
asombroso. Yo pensaba: no es tan extraordinario. Es un espacio industrial
modernista. No es como entrar en Santa Sofía o estar frente a las pirámides de
Egipto. Pero la gente tenía esa impresión y yo pensé que era increíblemente
narcisista. Lo que yo quería hacer era dar la vuelta a esa perspectiva, y en
lugar de mirar hacia arriba, obligar a mirar hacia abajo... Quería inscribir
dentro de ese edificio modernista y racionalista una imagen que fuese caótica y
que marcase un espacio negativo. Porque creo que hay una brecha sin fondo que
divide lo humano de lo inhumano, a los blancos de los no blancos. Quería hablar
de esa brecha. Pensé que esa brecha se percibía principalmente en la
historia de la modernidad. Cuando uno lee la historia de la modernidad
está narrada como un evento únicamente europeo. Y las ideas de colonialismo, de
imperialismo, son marginalizadas, por no decir más. Quería que surgiera esa
historia de racismo porque creo que la historia del racismo es el lado oscuro
no contado de la historia de la modernidad. Por eso quería que esta grieta
quebrase el edificio y que irrumpiese en el edificio casi del mismo modo que en
un inmigrante no blanco irrumpe en la monotonía y en el consenso de la sociedad
blanca.
(Valcárcel, 2015)
En definitiva, esta enorme y
profunda “grieta” trazada en el piso de la Tate Modern londinense se propuso
ser la representación de la división de clases, del racismo, de las divisiones
geopolíticas, de la segregación ideológica, sexual, cultural, y de la
separación que existe entre la “humanidad” y la “falta de humanidad”.
Carlos Basualdo, uno de los
siete curadores de la Documenta 11, dice que el trabajo de Salcedo
es clave en tanto que representa una serie de intervenciones útiles para la
historia de la escultura contemporánea. Su labor sobre determinados hechos es
actual, universal, a pesar de tener una relación clara sobre la situación de
Colombia.
(Valcárcel, 2015)
Asimismo, la propia
artista señala que su pensamiento y su obra fueron fuertemente influenciados
por el legendario artista alemán Joseph Beuys (1921-1986), a través de cuya
producción descubrió el concepto de escultura social, la posibilidad de dar
forma a la sociedad a través del arte. La obra de Beuys despertó su interés por
la dimensión política de la escultura, que se acentuó con su experiencia de
extranjería en Estados Unidos.
Salcedo define su propia
obra como perturbadora, conflictiva y
difícil (El Tiempo, 2007). Los principales críticos de arte, galeristas,
directores de museos y público especializado la consideran como una de las
artistas contemporáneas más representativas del arte latinoamericano. En las
actas del Premio Velázquez de Artes Plásticas, distinción que recibió en 2010, se
advierte que la artista posee claves
para situar en la Historia la eclosión de artistas latinoamericanos de las
últimas dos décadas. (La Voz de Galicia, 2010)
Cronología:
1958
Nace en Bogotá, Colombia.
1978-1983
Estudia Bellas Artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá.
1984-1985
Realiza un Máster en Bellas Artes, en la Universidad de New York, Estados
Unidos.
1987-1988
Oficia como Directora de la Escuela de Artes Plásticas del Instituto de
Bellas Artes de Cali, Colombia.
1988
Obtiene becas de la Fundación Guggenheim y de la
Fundación Penny Mc Call.
2002
Realiza una instalación sobre una de las fachadas
del Palacio de Justicia de Bogotá.
2007-2008
Lleva a cabo el proyecto Shibboleth, en la Tate Modern Gallery de Londres, UK.
2010
Recibe el Premio Velázquez de Artes Plásticas.
2011
University of Chicago Press publica Of what one cannot speak: Doris Salcedo’s political
art, de Mieke Bal.
2014
La Universidad Nacional de Colombia publica De lo que no se puede hablar: el arte político de Doris Salcedo,
traducción al español del libro de Mieke Bal publicado en 2011.
2015
Se realiza una muestra retrospectiva de la artista en el Museo de Arte
Contemporáneo de Chicago, Estados Unidos.
Se lleva a cabo una muestra de la artista en el Museo
Guggenheim de New York.
2016
Exposición de Salcedo en el Mueso Pérez de Miami,
Estados Unidos.
La artista lleva a cabo una instalación sobre la Plaza Bolívar de Bogotá, a
la que titula Sumando ausencias en
repudio al resultado negativo que tuvo el plebiscito para lograr la paz social
en Colombia.
Bibliografía:
Doris
Salcedo abrió una grieta en la prestigiosa Tate Modern, 'meca' del arte
contemporáneo. El tiempo [en línea]. Miércoles,
10 de octubre de 2007 [fecha de consulta: noviembre de 2016]. Disponible en:
La
colombiana Doris Salcedo, primera mujer en lograr el Premio Velázquez. La Voz de Galicia [en línea]. Martes, 4 de
mayo de 2010 [fecha de consulta: noviembre de 2016]. Disponible en:
MARTÍNEZ CELIS, Néstor. Doris Salcedo:
el arte enlazado con el duelo. El Heraldo, revista Latitud [en línea].
Domingo, 1 de mayo de 2016 [fecha de consulta: noviembre de 2016]. Disponible
en:
VALCÁRCEL, Marina. Doris Salcedo: el
arte como cicatriz. Alejandra de Argos web [en línea]. Domingo, 1 de marzo
de 2015 [fecha de consulta: noviembre de 2016]. Disponible en: